La
docencia, un camino de formación en espiral…
“Los espacios de enseñanza y aprendizaje nunca
son nuestros, nunca nos vienen dados, suceden y tenemos que aprender a
conquistarlos” (Rubén Díaz)
Atravesada
por un escenario complejo la educación actual, y la práctica docente en
particular tienen frente a si, tensiones pero al mismo tiempo, grandes desafíos…
Es por todos conocido que un docente, además de
conocer la problemática y los alcances de su campo disciplinar, el qué enseñar
y para qué contextos sociales, debe saber plantearse el cómo enseñar (incluyendo
aspectos pedagógicos, didácticos, comunicacionales). Esa preocupación del cómo es
fundamental, en tanto pone en juego decisiones en torno a los modos en que se
presenta la información, la elección de los soportes, los lenguajes para que la
misma sea comprendida, y las actividades que habilitan el acceso al
conocimiento. Ese cómo, implica atender
a las mejores estrategias de enseñanza, y al mismo tiempo preocuparse por las
instancias de aprendizaje. Esto último debe
estar presente en la reflexión de quien enseña: ¿Cómo aprenden los seres
humanos?, y más específico aún, ¿cómo aprenden los más jóvenes hoy?, ¿Cómo se
representan la información quienes están atravesados por un “ecosistema
comunicativo” desde que nacieron?, ¿Qué suponen los procesos de aprendizaje en
ambientes digitales?
Favorecidos por las Tecnologías de Información y Comunicación
–TIC-, sabemos que los procesos de
aprendizaje ocurren más allá de las aulas tradicionales, en tanto podemos
aprender en cualquier momento y lugar, tal como sostiene Nicholas Burbules con
su concepto de “aprendizaje ubicuo”.
Si antes la información circulaba en bibliotecas, libros, en el manual de texto
o el “dictado” del profesor en clase entre otros soportes más ligados a la
cultura letrada, hoy además de estas posibilidades, hay múltiples maneras de
llegar a distintos tipos de información (textos, imágenes, sonidos), en
diversos soportes (tablets, celulares, computadoras, etc) de manera dinámica y
ágil, convirtiéndose en oportunidades de aprendizaje válidos más allá de la
ofrecida en la institución educativa.
Gracias al enfoque del Conectivismo, y en relación con la ubicuidad en el aprendizaje, un docente debe ser
capaz de pensar en los nuevos roles que le competen en los nuevos escenarios educativos. El concepto de Entornos Personales de Aprendizaje (PLE) es un nuevo enfoque sobre cómo podemos utilizar las TIC en el aprendizaje, el cual pone en un lugar de relevancia al sujeto que aprende, corriéndose del lugar pasivo o de "a-lumno" para dar lugar a un sujeto activo que tiene múltiples formas de acceder al
conocimiento favorecido por los ambientes tecnológicos y digitales que los
atraviesan. Castañeda y Adell, referentes en el tema, sostienen que “la
Internet es hoy día la mayor fuente de información y el entorno más importante
de aprender sobre muchísimos temas, y no sólo porque contenga mucha “información”
sino porque “conecta” a muchas personas y les facilita la comunicación entre sí”.
En este marco, merece
un profundo debate la problemática de la accesibilidad, es decir la brecha digital y cognitiva que existe
entre quienes acceden a la información y el conocimiento y quienes siguen sin
tener acceso a esto. Al mismo tiempo, reconocemos la importancia que las TIC
tienen generando nuevas maneras de ser y estar en los entornos presenciales/virtuales
–ciberculturas- y nuevos entornos posibles de aprendizaje. En esta doble
tensión que platea por un lado la desigualdad en el acceso y al mismo tiempo el
protagonismo que están teniendo las TIC en estos nuevos contextos, es legítimo
repensar la práctica docente.
Reconocer esta
realidad es el primer paso para animarse a expandir el espacio cotidiano del
aula, enriquecer las propuestas, proyectando nuevos recorridos para vincularse
al conocimiento con propuestas de trabajo que articulen el uso de TIC para
favorecer la igualdad en el acceso y los procesos de comprensión y de
aprendizaje.
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