domingo, 5 de junio de 2016

La docencia,  un camino de formación en espiral…
“Los espacios de enseñanza y aprendizaje nunca son nuestros, nunca nos vienen dados, suceden y tenemos que aprender a conquistarlos” (Rubén Díaz)


Atravesada por un escenario complejo la educación actual, y la práctica docente en particular tienen frente a si, tensiones pero al mismo tiempo, grandes desafíos…

Es por todos conocido que un docente, además de conocer la problemática y los alcances de su campo disciplinar, el qué enseñar y para qué contextos sociales, debe saber plantearse el cómo enseñar (incluyendo aspectos pedagógicos, didácticos, comunicacionales). Esa preocupación del cómo es fundamental, en tanto pone en juego decisiones en torno a los modos en que se presenta la información, la elección de los soportes, los lenguajes para que la misma sea comprendida, y las actividades que habilitan el acceso al conocimiento. Ese cómo, implica atender a las mejores estrategias de enseñanza, y al mismo tiempo preocuparse por las instancias de aprendizaje.  Esto último debe estar presente en la reflexión de quien enseña: ¿Cómo aprenden los seres humanos?, y más específico aún, ¿cómo aprenden los más jóvenes hoy?, ¿Cómo se representan la información quienes están atravesados por un “ecosistema comunicativo” desde que nacieron?, ¿Qué suponen los procesos de aprendizaje en ambientes digitales?


Favorecidos por las Tecnologías de Información y Comunicación –TIC-, sabemos que los  procesos de aprendizaje ocurren más allá de las aulas tradicionales, en tanto podemos aprender en cualquier momento y lugar, tal como sostiene Nicholas Burbules con su concepto de “aprendizaje ubicuo”. Si antes la información circulaba en bibliotecas, libros, en el manual de texto o el “dictado” del profesor en clase entre otros soportes más ligados a la cultura letrada, hoy además de estas posibilidades, hay múltiples maneras de llegar a distintos tipos de información (textos, imágenes, sonidos), en diversos soportes (tablets, celulares, computadoras, etc) de manera dinámica y ágil, convirtiéndose en oportunidades de aprendizaje válidos más allá de la ofrecida en la institución educativa.

Gracias al enfoque del Conectivismo, y en relación con la ubicuidad en el aprendizaje, un docente debe ser capaz de pensar en los nuevos roles que le competen en los nuevos escenarios educativos. El concepto de Entornos Personales de Aprendizaje (PLE) es un nuevo enfoque sobre cómo podemos utilizar las TIC en el aprendizaje, el cual pone en un lugar de relevancia al sujeto que aprende, corriéndose del lugar pasivo o de "a-lumno" para dar lugar a un sujeto activo que tiene múltiples formas de acceder al conocimiento favorecido por los ambientes tecnológicos y digitales que los atraviesan. Castañeda y Adell, referentes en el tema, sostienen que “la Internet es hoy día la mayor fuente de información y el entorno más importante de aprender sobre muchísimos temas, y no sólo porque contenga mucha “información” sino porque “conecta” a muchas personas y les facilita la comunicación entre sí”. 

En este marco, merece un profundo debate la problemática de la accesibilidad, es decir la brecha digital y cognitiva que existe entre quienes acceden a la información y el conocimiento y quienes siguen sin tener acceso a esto. Al mismo tiempo, reconocemos la importancia que las TIC tienen generando nuevas maneras de ser y estar en los entornos presenciales/virtuales –ciberculturas- y nuevos entornos posibles de aprendizaje. En esta doble tensión que platea por un lado la desigualdad en el acceso y al mismo tiempo el protagonismo que están teniendo las TIC en estos nuevos contextos, es legítimo repensar la práctica docente.

Reconocer esta realidad es el primer paso para animarse a expandir el espacio cotidiano del aula, enriquecer las propuestas, proyectando nuevos recorridos para vincularse al conocimiento con propuestas de trabajo que articulen el uso de TIC para favorecer la igualdad en el acceso y los procesos de comprensión y de aprendizaje.

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