lunes, 9 de mayo de 2016

Un cambio de época que sigue interpelando a la institución educativa


La perspectiva en torno a los Procesos de Aprendizaje en Ambientes Digitales #PAAD, nos deja un entramado de ideas que se hilvanan en un mismo sentido, Jesús Martín Barbero, Cristóbal Cobos, Denise Najmanovich, Piscitelli, Manuel Area Moreira, Jordi Ardell, entre otros, son referentes que nos permiten pensar este cambio de época que estamos viviendo en todos los ámbitos de la sociedad y que obviamente atraviesan los modos de concebir la educación en los tiempos que corren…

Experimentamos cotidianamente ese “ecosistema comunicativo”, esa vinculación con TIC de manera dinámica, que nos hace ubicuos al decir de Burbules, en el acceso a la información y la comunicación en cualquier espacio/tiempo y nos permite “descentrarnos de la cultura impresa” como única vía de acceso al conocimiento legitimado. El concepto de “ciberculturas” instala otras formas de informarse, comunicarse, aprender, participar y colaborar en las sociedades redes, en las sociedades fuertemente atravesadas por TIC, dándonos la posibilidad de ser consumidores y productores de información y comunicación a través de diferentes soportes y lenguajes…Obviamente, que para participar se requieren de nuevas competencias digitales, cognitivas, informáticas e informacionales para acortar la brecha digital y poder “transformar” la información en conocimiento de calidad, en valor, que contribuya a mejorar los aprendizajes y la realidad social en última instancia.


Ahora bien, si bien hay grandes acuerdos que apuntan a este cambio de época y a la necesidad de pensar la educación de otra manera, sin embargo, la imagen que se comparte es una postal que describe la vinculación con el conocimiento en las aulas de nuestras instituciones educativas más lejanas y cercanas desde todos los niveles…




Como dice Manuel Area Moreira se trata de “vino viejo en odres nuevos”, es decir, viejas pedagogías con lógicas de enseñanza tradicionales, expositivas, en nuevas tecnologías, anclada a  la panacea de que la tecnología por sí misma resuelve el problema del conocimiento y motiva per se al sujeto que aprende. Sabemos que éste es un “discurso” que sigue permeando muchas de las prácticas docentes ubicadas más cómodamente en la figura de “inmigrantes digitales” que en pensarse como posibilitadoras de otras formas de representación del conocimiento y de recorrido, que animen a los sujetos a conectar conocimiento y experiencias de aprendizaje desde otros lugares, otras estéticas, lenguajes, recursos…

Coincidiendo con Bongiovanni la brecha digital entre quienes acceden o no, existe, y la cuestión central es que no se resuelve únicamente con el acceso a la tecnología (acceso a una computadora, a un móvil, a Internet); el problema señalado por todos los autores anteriormente mencionados, es un tema cultural, es una cuestión de competencias cognitivas para saber qué hacer con la información y cómo producir conocimiento en los más diversos contextos. Poniendo en perspectiva, diríamos que la existencia de dicha brecha con todas las injusticias sociales que conlleva, en lugar de desdibujar a la educación, y en particular a las instituciones de educación, las desafía una y otra vez, para que desplieguen otras estrategias.


Las nuevas alfabetizaciones y las alfabetizaciones múltiples que se requieren para actuar en las sociedades actuales, nos hablan de otros modos de acceder al conocimiento y por tanto de otros dispositivos y metodologías tecnopedagógicas para potenciarlas… Con todo,  y aun con la postal de fondo, sigue siendo legítimo seguir repensando cuáles son los mejores modos de acceder y producir información y conocimiento para que se generen nuevas experiencias a quienes se acercan al sistema educativo apostando a la posibilidad de formación y construcción de ciudadanía.